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Cronos. Royal Cast Collection, Copenhagen.

Cronos

Publicado: 2010-03-15

Hoy por fin entendí que un año es poco tiempo. Acostumbrada a trabajar con timelines, donde todo era para ayer y la productividad nunca era suficiente, el otro día me sorprendí mucho cuando alguien me dijo un año no es nada. Debido a mi deformación laboral de los últimos trece años, para mi un día en el que no hiciera mucho más de lo que se espera de mi, de lo que yo espero de mi, era un día perdido. Un día en el que solamente había podido cultivar estrés y ansiedad. Quizá por eso cuando trabajo, en lo que sea que trabaje, la gente se suele preguntar cuántas personas somos. Estoy entrenada para ser un batallón de hormiguitas, yo sola.

Ha pasado un año desde que me planteé realizar ciertos proyectos. Un año es el tiempo me dijo una runa una vez. Un año y te das la vuelta, me dijo también una amiga.

Hace algunos años, casi cuando murió mi padre, tuve un sueño interesante. Me ha tomado mucho tiempo y algunas situaciones entenderlo. En el sueño, mi padre y yo estábamos en algún lugar extraño. Parecía un laboratorio de astronomía o algo por el estilo. Cerca a la ventana, había esta cosa redonda gigante, que ayudaba en la explicación. Me estaba dando una lección sobre el tiempo. El tiempo me decía está ahí para ayudarte. Aprende a usarlo para tu beneficio.

Probablemente por eso he pasado tantos años aprendiendo sobre procesos productivos, deadlines, tiempos de trabajo en línea, reportes de producción, work in process reports (más conocidos como WIPs) y demás herramientas para medir y evaluar el tiempo. Al parecer ha sido parte de un aprendizaje para aplicar a algo más, algo que en ese momento no podía ver, pero que cada vez tengo más claro.

Los argentinos tienen una frase que pone las cosas en perspectiva. Me cayó la ficha, dicen, cuando quieren explicar que consiguieron la idea que les faltaba para darse cuenta de algo, haciendo alusión al haber obtenido la última ficha que necesitaban para armar el rompecabezas.

Hace poco conversaba con una amiga. Ella es publicista en una agencia aquí en Perú. Conversando un día, me explicaba su teoría sobre el proceso creativo. Es como si todos tuviéramos miles de cajones en la cabeza. Conforme avanza nuestro día, vamos ordenando las cosas que suceden en el cajón correspondiente. De pronto un día, mientras vas manejando por la calle, ves un letrero. El tamaño, la forma y el color sirven para atraer tu atención hacia una de las palabras. Esa palabra entra en el cajón correspondiente y completa la idea para la cual fue creado. Su teoría me sonó muy parecida a la de la ficha de los argentinos.

Sea como sea, creo que eso fue lo que me sucedió a mi. Un año no es nada. Con esa frase en la cabeza, comencé a recordar el mito de Cronos, mejor conocido como el dios del tiempo y la sabiduría. La ficha que faltaba en mi cajón del rompecabezas.

Urano fue el primer dios que reinó el universo. En unión con Gea (Tierra), procreó a los gigantes Hecatónquiros de cien brazos y cincuenta cabezas, a los Cíclopes con un ojo en la frente y a los poderosos Titanes. Debido a las peleas suscitadas entre ellos, Urano decidió encadenarlos y hundirlos en el Tártaro, el lugar más lejano del Inframundo. Se dice que el Tártaro queda a la misma distancia de la tierra, que ésta del cielo. Gea, enfurecida por el hecho, pide venganza a sus hijos. Los Titanes se rehusan, temiendo la reacción de Urano. Gea entonces convence a Cronos (Saturno) de luchar contra su padre. Así, le entrega una hoz con dientes afilados y  cuando Urano llega por la noche buscando a Gea, Cronos mutila sus genitales y los avienta al mar, desterrándolo a Italia y coronándose el segundo gobernante del universo.

Analizando este mito, pude observar que en la mutilación hecha por Saturno (el tiempo, lo material) a Urano (lo idílico y creativo), está perfectamente representada la enseñanza que ofrece lo terrestre a lo idealizado, lo tradicional a lo renovador. Urano debió estar más atento a la realidad material. Para no caer en la misma situación, debemos espiritualizar la materia a través de nuestra intuición e instinto y a la vez hacer uso de nuestra capacidad de concretar ideales. Es posible renovar y cambiar el mundo exterior, pero basados en un estado de libertad interior, de qué es lo que realmente queremos, para que el cambio no sea solo externo y por lo tanto inútil y superficial. La principal renovación entonces, está en la renuncia a nuestras propias ideas egoístas, para abrirnos paso al mundo de los ideales y la creación inventiva. Lo básico, animal e infantil es reemplazado por un comportamiento maduro, basado en el sentido común, la madurez, la mentalidad avanzada a la época, el respeto a la vida y la fraternidad en las relaciones humanas.

El tiempo está ahí para ayudarte. Aprende a usarlo para tu beneficio.

Hace cinco años visualicé un proyecto. Hace uno dejé todo por darle tiempo, por volverlo algo concreto. Hoy comienzo a ver, poco a poco, cada uno de los frutos. Y observo, que los frutos no pertenecen al camino de hace un año, ó al de cinco únicamente. Pertenecen a todo eso que he ido sembrando y cosechando desde que inicié el camino. Los frutos pues, no llegan porque sí. Es cuando uno pone alas en el cielo y patitas en la tierra, manteniendo la visión en el horizonte y escogiendo lo mejor para uno cuando llegamos a un cruce, que llega el momento de colectar. Llega cuando uno está listo. Cuando todo está listo. Hay un tiempo para todo. Así como una flor debe ser primero semilla y un bebé debe ser primero embrión, todos nuestros proyectos, todos nuestros sueños siguen por si mismos un camino. Está en nosotros utilizar la capacidad que tenemos de ir nutriendo cada paso, de ir regando y abonando cada hecho sin perder de vista el desenlace, que desarrollamos la capacidad de maravillarnos. Aprendemos a utilizar el tiempo como una herramienta de disfrute, antes que como una causa más en nuestro saco de estrés. Aprendemos a creer en la magia, porque somos magos creadores antes que víctimas de situaciones impuestas.

Solía creer que la vida era una carrera. Luego entendí que la carrera no era con otros, sino con uno mismo. Hoy creo que la vida no es una carrera, sino una larga oportunidad para aprender a crear entornos dónde disfrutar de aquello que nos hace felices, y en el transcurso, descubrirnos a nosotros mismos como esos magos que somos.


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miradaalostreintas

Un blog para mujeres con esas cosas que nos interesan a los treinta y tantos.


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